11.05.12


He mantenido alejadas a las calles de mis últimos días, he mantenido encarcelados pedazos de mi piel.

Algunas noches de fantasmas descuidé cosas en las que alguna vez creí; descuidé mis ojos y su forma de mirar, me olvidé de todo, me olvidé de mí.  Levanté breves y prolongadas batallas, derrumbado y tenue de calidez, sobre el estupefacto y frío piso de mi habitación; me derroté muchas veces e hice sangrar mi nariz, pero no pude morir.

Corrí al mar, donde hay que saber nadar, busqué siempre reconocer mis manos a través de mis manos, quise ser alguien más para poder hablar de amor.

Indispensables se han hecho las sonrisas en los rostros de los fantasmas que llevo sobre mis espaldas, constituyen con total simplismo los procedimientos físicos del ser que se deja, como hoja al viento, volar. Soplidos, aplausos, nada... eso y además algunas palabras soeces de quien no soy yo, un poco de saliva en la punta de mis dedos para recoger suavemente las cenizas de una volátil conversación.

Veo mis cabellos bailar y bailar, siempre a orillas del cuerpo ignoto que resguarda de mi los pedazos:  y los pedazos que dan cuenta por partes de lo que soy se acumulan hasta pisotear sus cuerpos de pedazo para entrar dentro de lo que más tarde seré yo, y colgando de mis pedazos de carne: hueso y piel, cada uno de los momentos presentes y absolutos que para esta devaluada tercera dimensión parecen no significar nada, aunque yo sea consciente de que no es así.

Cucarachas, leones y silencios entre palabras provocan incomodidad.

pd: puedo oler el terror en el culo de estas palabras.

hjuo.









                                                  

hjuo alonso

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