sobre mis pies
estuve todo el dÃa sobre mis pies, utilizándolos como si fueran mi cabeza, los dos a la vez mientras caminaban y recorrÃan mis caminos a andar, en lugar del resto de mi cuerpo entero; al llegar a alguna esquina pude haber cambiado de posición, pero preferà no hacerlo en ese momento; cuando el cielo decide oscurecer su azul mi piel tiembla con sencillez, imitando el otoño que empalidece las situaciones, y sin motivos le roba sonrisas a mi rostro.
estuve todo el dÃa sobre mis pies, intentando morderme la lengua para no entender mi idioma, para no mirar más adentro de mà mismo sin convicción a ese vacÃo eterno que nos llena la vida de nada y nos recuerda constantemente los miles de pedazos que nos componen y descomponen a cada absoluto momento, tomando en cuenta lo humano de la palabra absoluto y los potenciales errores que eso conlleva.
algunas ocasiones de la vida te borran el criterio de en frente y descubres lo que realmente siempre estuvo allÃ:
ellos observan mi cuerpo suspendido gracias a ese consistente temor a la realidad. a pocas horas de otras horas tu mente se confiesa, tú: incrédulo, no te das tiempo a detenerte y tus pisadas te llevan cada vez más lejos de ese repetido lugar. entonces ni siquiera la carencia de sentido como sujeto puede tener explicación; piensas cosas, te equilibras por los aires, te sacudes y tu olor habla mejor que nadie sobre ti. un hombre tiene miles de caminos encima y de cada uno de ellos muchas cosas qué decir; sobre el vacÃo en sus colores, las palabras que ha pronunciado en su vida y luego no están, sus heridas en la piel, las sonrisas: su silencio.
y ellos observan aunque no están y tú que estás te descontrolas, actúas para ellos aunque no están y te seducen de repente las paredes y sus limitaciones previas todas a una liberación latente de miradas que van más allá de la verdad y como águilas sin borde te arrancan el alma del alma, aunque no esté allÃ. bailas con la fiebre; se desnudan. mis manos atrevidas la hacen enmudecer y de los poros nos brota fuego como pequeñas vellosidades, incendiando las palabras que llevamos marcadas en la piel.
repito las palabras porque se deforman y tratan de manera desesperada de hacerse entender, algunas mediante su significado siempre correcto y restablecedor, otras mediante la nada en su silencio.
hjuo
indisolubilidad
para que la lámpara funcione, la cera tiene que ser ligeramente más densa que el agua a temperatura ambiente, y ligeramente menos densa en condiciones más calientes. esto pasa porque la cera se expande más que el agua cuando son calentados. siendo cera fundida y agua dos lÃquidos indisolubles, ambos se mantienen separados. la lámpara de lava se hizo un Ãcono de los años 60's, donde el constante cambio y demostración intensa de color fueron comparados a las alucinaciones psicodélicas.
poema al espejo.
... yo no sé a ti, pero a mà se me hacen dos
agujeros en la razón;
desde hace tiempo yo no puedo soportar
no hablar del fuego, en fuego.
me comprometo a no entender la realidad,
me echo para un lado, yo vuelo;
me comprometo a no confiar en la verdad,
aunque sea polÃticamente incorrecto.
y yo le escribo poemas a los espacios
desocupados en mi habitación,
y es verdad que esos mismos espacios
ayer me hablaron de lo que es hoy.
de lo que soy.
yo no sé a ti, pero a mà las paredes
me invitan a caminar.
de vez en cuando yo cuando miro hacia atrás...
si me faltara la palabra humedad,
me echo para un lado, yo vuelo;
se secarÃan mis palabras al hablar,
se secarÃa todo lo que digo.
y lo que digo no es preciso, es amarillo
y está preñado cual animal: de mi voz,
y mi voz a veces pierde los estribos
y habla de mÃ,
aunque no hable yo.
habla de ti: vacÃo.
hjuo
paz
los insectos son absolutamente mentales, encorvan sus cuerpos y algunos vuelan para atacar de acuerdo a nuestros actos. temo por los agujeros en el rostro de mi cuerpo.
desde una postura cristiana serÃan demonios perturbadores, sólo perturbadores;
desde una postura perturbadora serÃan cristianos, sólo cristianos.
"... lo siento: realmente me encantarÃa sostener ese perro allá, algunos metros sobre el piso y disfrutar de verlo caminar por las paredes, intentando disimular su mal aliento y la breve gravedad en mis palabras."
pies descalzos de notable resequedad; mirando hacia la nada desde mÃ. a lo lejos nubes pierden altura por temor al desgastado azul del cielo y su minúscula inmensidad que se convierte poco a poco en, simplemente, un pedazo más de mÃ. desde entonces no recuerdo cuándo es cuando, ni siquiera al separar las cortinas que enmudecen las ventanas en mi habitación; los objetos cerca de mà se descomponen en sus primarios componentes y algunos como las tijeras no se volverán a armar jamás.
conozco a las palabras y por eso las miro de reojo; mis problemas de insectos siempre han sido las palabras.
hjuo.
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