el infinito cielo a i lado izquierdo








veloces palabras de bordes agudos ejecutan sus cuerpos sobre mi pecho haciéndose más difíciles de pronunciar; los huesos incrustados entre mi piel, unidos casi por la nada, parecen no comprender mi carne y no intentan describir, desde hace algunos días, mis pasos.

enormes límites de agua salada, mis pies desnudos bajo mi cuerpo, aquella sensación húmeda corriendo arriba de las calles al llover y un dios al que castiga dios desde lo lejos. todo en casa se desliza algunos grados a la derecha sin brusquedad, y yo: sentado con calma sobre una silla que se mueve muy lento de un lado a otro, permanezco sorprendido y sonriendo, tratando de arrancarme las palabras precipitadas sobre mi pecho para hacérmelas capaces de decir.

hjuo alonso

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