desde mí.









un animal en mis sueños busca escapar de todos los lugares en que su cuerpo no está, su furia incandescente metralla mis ojos al ritmo despiadado del sol bajo el sol, los colores dejan de ser y todo huele a áfrica en un valle de algún país centroamericano.


majestuosos grises parecen danzar ante tu cuerpo hirviendo mientras restriegas tus ojos para evitarte en deseos la realidad; inventas momentos, te inventas hasta perder la razón y los músculos de tu cuerpo muy poco pueden hacer contra esa rigidez dentro de tus movimientos.


las viejas canciones parecen hablar, se remenean sin ropas en lo más profundo de tu imaginación, me hace permanecer en silencio, porque soy: poder no pronunciar una palabra mientras hablo muy adentro de mis labios entreabiertos que en su afán de siempre estar callados sucumben al color de una sonrisa, y no hacen más que sonreír.


algunas aves del amanecer se apresuran a aparecer sonoras fuera de las ventanas incrustadas en mi piel, yo a pesar de mis silencios dejo claro que el cielo desde mis venas y a través de los minúsculos orificios desplegados a lo largo de mi piel, se me va, buscando altura y se pierde para siempre en la infinita inmensidad. mis ojos se acostumbran.


y vuelvo al agua, me descargo en ella ahora sin cielo en mi cuerpo, sí con ventanas en mis espaldas, pero no precisamente en mí, actúo como desarmando mi nombre en pedazos que se desvanecen y caen al suelo, actúo con los ojos cerrados para saciar mi necedad; las viejas canciones se sientan a mi lado y encienden un cigarro en mi nombre, me miran como a un ser extraño que perdió para siempre su capacidad de coordinar los movimientos, que oscilan espontáneos de un lado a otro de mi cuerpo, mientras yo contemplo en silencio desde mí.


hjuo.

hjuo alonso

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