No me cuesta desvanecerme en el tiempo, como lĂquido que se diluye en el mar, en sus silencios y segundos que a veces parecen negarse a pasar más allá de mis pensamientos, mucho más. Y mis pensamientos tambiĂ©n se desvanecen, compiten ausentes contra mi no pensar, me quedo muy quieto unos instantes, las personas van desapareciendo a mi rededor y descubro que soy mis manos acariciando formas sin forma, sin aspecto, sin cuerpo. No me cuesta desvanecerme entre esas mismas manos que soy yo, toco mi piel para sentirme contenido, para creer, equivocado, que aĂşn sigo en mĂ, que no me pierdo entre mis palabras; entonces cerrar mi enorme boca quisiera, actuar como un desconocido a hurtadillas, llevar conmigo al vacĂo un par de lastimados bongĂłs para amortizar el profundo equilibrio del silencio, su remarcada imperturbabilidad.
Mientras escribĂa esto: me levantĂ© vacĂo de la silla que hay en mi habitaciĂłn desde hace pocos dĂas, descalzo situĂ© mi cuerpo a pocos pasos de donde estaba, mediante pasos, y mediante pasos tal vez lo volverĂa a hacer de experimentar nuevamente esa sensaciĂłn que me movilizĂł.
Soluble en mi andar, de escuálido y acentuado semblante, buscando refugio en la impermanencia de la materia y en su dilatada ambigüedad. Digo cosas que nunca quise decir, confundo mis palabras y sus colores por temor a la realidad, por temor a todo aquello que prefiera no atesorar.
Mientras escribĂa esto: me levantĂ© vacĂo de la silla que hay en mi habitaciĂłn desde hace pocos dĂas, descalzo situĂ© mi cuerpo a pocos pasos de donde estaba, mediante pasos, y mediante pasos tal vez lo volverĂa a hacer de experimentar nuevamente esa sensaciĂłn que me movilizĂł.
Soluble en mi andar, de escuálido y acentuado semblante, buscando refugio en la impermanencia de la materia y en su dilatada ambigüedad. Digo cosas que nunca quise decir, confundo mis palabras y sus colores por temor a la realidad, por temor a todo aquello que prefiera no atesorar.
hjuo
No hay comentarios:
Publicar un comentario